"Las ebikes no son bicicletas!"
«Les ebikes no son bicicletas!»
Hace unos días colgamos en el Instagram de la tienda (ebici.cat) una foto tomada de una ebike en Rocacorba, una de las cimas míticas que rodean la ciudad de Girona, y un ciclista nos dejó un comentario equiparando la eléctrica con un ciclomotor. El anónimo interlocutor (en su cuenta no utiliza su nombre real) negaba que la Kona Remote que aparecía en la imagen fuera una bicicleta y nos pedía, por favor, que dejáramos de utilizar hashtags de ciclismo.
Que dejemos de utilizar hashtags de ciclismo? Ni hablar!
«Las ebikes también son ciclismo, tal y como reconoce la propia federación. Son diferentes, pero son bicicletas », le respondimos.
Yo creo que todos los que utilizamos ebikes hemos oído decir que somos unos tramposos. Sin ir más lejos, hace un par de semanas subimos con cinco ebikes los Ángeles, y al cabo de un rato llegó un grupo de ciclistas jóvenes. Como suele ser costumbre, no faltó el comentario de un gracioso del grupo que acababa de llegar. «Cuánta moto!».
Dentro del ciclismo clásico, hay una tendencia muy acentuada a apropiarse de este deporte, a considerar que el propio es el genuino y que todo lo que no encaja dentro de los patrones tradicionales debe ser menospreciado y desterrado. Y no. El ciclismo va mucho más allá de las carreras de mountain bike o de carretera.
Los típicos comentarios de «haces trampas» suelen venir de personas que practican mountain bike, para las que todo se mide en capacidad pulmonar, pulsaciones en reposo o V2O. La realidad es que no todas las especialidades ciclistas se miden con estos parámetros, y si no que se lo pregunten a los aficionados al descenso, el trial, el BMX o el freeride.
Lo que es cierto es que las ebikes y las bicicletas convencionales son modalidades diferentes de un mismo deporte, por lo que no pueden competir juntas. Aunque en 2017 se dejaba participar ebikes en carreras de bicis convencionales, aunque por suerte esta práctica ha quedado desterrada, al menos por la zona de Girona. Primero salen las eléctricas y un cuarto de hora después las «pulmonares». Así está el mínimo de interferencias entre unas y otras, porque los ritmos que llevan son diferentes. Las bicis con batería suelen tener ventaja subiendo y -menos pero también- bajando, mientras que se ven penalizadas en zonas planas por el corte del motor a 25 km / h.
De todos modos, debemos reconocer que los comentarios despectivos hacia las ebikes han disminuido mucho en los últimos tres años. Hay tenido mucho que ver la gran difusión que han conseguido en poco tiempo. Ahora, la mayoría de ciclistas, si no han probado una, al menos tienen un pariente o amigo que ha comprado una.
Y quien sabe, seguramente los que antes en despotricaban ahora se han dado cuenta de que ellos también, un día u otro, por necesidad o por pura diversión, acabarán con una ebike entre las piernas.
Y los más recalcitrantes, que siempre los hay, les diríamos que dejen de hacerse mala sangre y que asuman que las ebikes no desaparecerán de «sus» caminos: las eléctricas han venido para quedarse.