Ebikes: la venganza de los gordos
Ebikes: la venganza de los gordos
... Y de los flujos. Y de los perezosos. Y de los que no pueden o quieren seguir el ritmo de sus parejas. Y de los que sufren alguna dolencia que les impide desarrollar el cien por cien su potencialidad ...
Si algo tienen las bicicletas eléctricas es que democratizan el uso de la bicicleta. Permiten montar más días a la semana, hacer rutas más largas y con más desnivel, rodar al mismo ritmo -o incluso superior- que aquel amigo ciclista que sale cinco días a la semana y que está tan en forma.
Fijémonos en las personas con sobrepeso. A menudo tienen una relación difícil con la bicicleta. A los que pesan 60 kilos les resulta difícil comprender lo difícil que es hacer MTB para alguien que pesa cient. Que imaginen sólo lo que supone hacer las mismas rutas que hacen siempre con unas alforjas cargadas con 40 kilos de peso extra. A la hora de afrontar una subida dura, el ritmo decae en picado, el esfuerzo se convierte agónico y la ascensión se hace eterna.
Parece claro que, en idénticas condiciones, el ciclista de 100 kilos sufre mucho más que el que sólo pesa 60.
Una ebike es una bicicleta con súper poderes. Tiene ese botoncito mágico con el que habíamos soñado cuando rodábamos sobre una bici convencional. Después de cien kilómetros de esfuerzo, exhaustos, imaginábamos que pulsábamos un mando imaginario y, de repente, sin tener que hacer más sacrificio, nos situábamos al final de la etapa del día.
Gracias a las eléctricas, quien pesa cien kilos se siente ligero como una pluma. Sube con la sensación de que, por fin!, puede respirar, disfrutar del paisaje y la buena compañía. Ya no debe conformarse con llegar arriba, el último, por supuesto; ahora también puede concentrarse en la conducción y en estar pendiente de la ruta y del paisaje. Y sí, también puede llegar arriba siendo el primero del grupo. La vida es bella!
Con la bicicleta eléctrica sólo tienes que estar pendiente de la batería que te queda. Tienes la tranquilidad de que podrás hacer muchas más subidas de las que harías si sólo tuvieras la fuerza de tus piernas. De modo que pierdes el miedo a probar nuevos senderos por los que nunca antes habís osado adentrarte. Te tiras pendiente abajo y, si no hay salida, ya volverás a subir.
Lo que decíamos al principio. Las ebikes son la revancha de los gordos.